miércoles, 23 de mayo de 2018
CAPITULO 62
Si había aceptado tomar parte en esas estúpidas actividades que mi antiguo instituto celebraba cuando había huido de mi propia fiesta de graduación como de la peste, solamente se debía a que al fin podría volver a ver a Paula, y esta vez sin la presencia del mocoso que siempre llevaba a su lado y que cada día que pasaba me caía peor.
O eso creí, hasta que en las gradas del campo de béisbol vi su naricilla respingona asomando por encima de uno de los enormes libros que solía cargar mientras me fulminaba con una de sus miradas.
¿Por qué demonios se había tenido que pelear mi hermana con Paula? Si ella siguiera en su casa, al menos yo tendría una excusa para verla y no parecer tan patético.
Pero, gracias al mal genio de Eliana, había tenido que aceptar la invitación de Mabel para convertirme en uno de los organizadores de ese evento junto a ella.
En el último instante, por culpa de una intoxicación alimentaria, Nadia, la hermana de Mabel y la verdadera organizadora de todo, cayó enferma. Y, debido a que esa reunión de antiguos alumnos que se celebraba cada diez años ya llevaba dos de retraso, decidieron no cancelar el acontecimiento, sino que lo dirigiera otra persona que estuviera al tanto de ello.
Cómo no, Mabel aceptó e intentó arrastrarme desde un principio a esa aburrida reunión, algo a lo que yo me había negado rotundamente hasta que supe que Paula estaría presente.
Aguantar que Mabel no parara de hacerme ojitos, creyendo erróneamente que yo estaba allí por ella, era un pequeño precio que debía pagar en comparación con todo el tiempo que podría aprovechar para estar junto a Paula y las decenas de formas en las que podía llegar a seducirla mientras le hacía recordar que un día ella fue una joven adolescente locamente enamorada de mí.
Tras ojear el espantoso itinerario de tres días, durante los cuales todos nos comportaríamos como unos idiotas desde la mañana hasta la noche, y en el que encima yo tendría que servir de ejemplo a todos, quise huir. Pero como el primero de los eventos era un partido de béisbol y no quería desaprovechar la placentera oportunidad de ver a Paula en ropa de deporte, me mantuve firme, desempolvé mi viejo guante de juego y me presenté el primero en el campo.
Desafortunadamente, todo mi alocado y antiguo grupo de seguidoras del instituto también, y pronto no dejaron de rodearme mientras me alejaban de la única mujer a la que en verdad quería ver.
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